Lo siento
Abro los ojos sobresaltada. Tardo unos segundos en situarme en el lugar y día de la semana que estoy. Como siempre lo primero que hago es girar la cabeza hacia la ventana para tratar de descifrar qué hora es. Esta amaneciendo , pero no se ha instalado la mañana aún. Me encanta es t e momento en el que el sol comienza a salir, pero aú n no se escuchan los ruidos de coches ni las familias en su cami no a los coles y trabajos . Se encuentra todo en prometedora calma. Ojalá el día se quedara así , pero nunca dura más que unos pocos minutos . Mientras sigo mirando por la ventana alargo mi brazo derecho hacia el otro lado de la cama, pero lo encuentro vacío. Me giro sorprendida. ¿Dónde se ha metido Marcos ? Le llamo, pero no recibo respuesta. Su espacio está frío, por lo intuyo que se levantó hac e varias horas ya . Qué raro que no me haya dado cuenta. Seguramente ha sido a causa de la pasti lla para dorm ir que me tomé anoche. Llevo varias semana s d